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sábado, 3 de mayo de 2014

Caballito de Madera













Ana está allí,
jugando con sus muñecas,
a veces se pone a dar vueltas
sobre un caballito de madera.

Ana está allí,
sin preocupaciones siquiera,
ella se pone a dibujar
corazones con tiza en la vereda.

Ana un día creció,
en mujer se convirtió,
la facultad, el trabajo, y el amor.
Todo un lío se volvió.

Ana pensó que era inmortal,
que todo lo podía lograr,
pero un día cayó en la cuenta
de que las fallas la podían voltear
del caballito de madera.

Su mundo siempre daba vueltas
las ideas se le iban de la cabeza,
las arrugas se acercaban,
la realidad era demasiado real.

Ana no entendía que debía
seguir jugando como de niña
al juego de la vida.

Pero un día se sintió inmortal
pudo darle a la vida un sentido más
porque entendió que nada la puede parar
cuando hace un lado el miedo a fracasar.

Ana es una niña que se ha hecho grande
que no tiene vergüenza a ser ella misma.
Ana entendió que debe disfrutar la vida
y aún continúa jugando, feliz,
en el caballito de madera.

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